He de decir, que mi ser mitológico favorito es el “ginecólogo que sabe/entiende de endometriosis y además siente empatía hacía tu dolor”. Dicen que los puedes encontrar en algunas zonas remotas alrededor del mundo, hay quien dice que se ha visitado con ellos, otras dicen que si cierras los ojos, golpeas tus talones 3 veces y dices en voz alta “No hay mejor médico que el que me comprende” te teletransportas a una de sus consultas.
Pero como digo, son seres mitológicos así que cuando tienes endometriosis y vas al ginecólogo lo habitual es que te atienda un médico que no sepa de endometriosis y tenga además, casi siempre, cero empatía. Los he catalogado en 3 categorías.
1) El de “de oca a oca y tiro para que pase otra”: no estás diagnosticada y el ginecólogo que te atiende no sabe de endometriosis y además no siente, ni remotamente, empatía ni por tu dolor ni por ti.
Lo visitas en su consulta o en urgencias para comentarle que las reglas te dejan doblada, que cuando te viene la regla no puedes ni caminar. Él te comenta que el dolor de regla es normal y que simplemente hay mujeres a las que le duele más. Tu insistes, le dices que dudas que el dolor que sientes sea normal, pero el vuelve a insistir en que es normal, lo que pasa que tú eres una quejica, que te pongas a trabajar y hagas vida normal cuando te viene la regla, que es lo que necesitas, hacer vida normal. Tú, que estás ya al borde del llanto, le dices que te gustaría poder hacer vida normal cuando te viene la regla pero que no puedes hacerla porque no puedes moverte, incluso tomando nolotil, y tú siempre has escuchado que el nolotil es un calmante super fuerte (luego descubrirás que hay otros más potentes). Pero ante tu insistencia él insiste todavía más en que el problema es tuyo, que es psicológico, que a muchas mujeres les duele, que tú solo tienes un quiste funcional, de esos que se reabsorven solos y que eso no duele. Así que venga, arreando que para esas chorradas no tiene tiempo (de oca a oca y tiro para que pase otra). Y sales de ahí confundida, ¿Será verdad que no aguantas el dolor como otras personas?.
2) El de “Hundir la flota”: estás diagnosticada y el ginecólogo que te atiende no sabe de endometriosis y además no siente, ni remotamente, empatía ni por tu dolor ni por ti.
Lo visitas en su consulta o en urgencias porque tienes mucho dolor, ya no sólo durante las reglas si no durante todo el mes. Este es el quinto ginecólogo que visitas en lo que va de año, porque ninguno sabe ayudarte, has llamado a varias puertas pero no hay manera de dar con la correcta (claro, todavía no sabes que el ginecólogo que entiende de endometriosis y siente empatía por ti es un ser mitológico y aún conservas la esperanza de poder encontrarlo fácilmente). Este te dice que la endometriosis duele, que es lo que hay, que te has de acostumbrar a vivir con dolor, y que además has de asumir que no podrás ser madre. Y te lo suelta así, a bocajarro. Tocada y hundida. Y te vas con el rabo entre las piernas, pensando que has de asumir muchas cosas con las que no contabas.
3) El de “Operación”: estás diagnosticada y el ginecólogo que te atiende no sabe de endometriosis y además no siente, ni remotamente, empatía ni por tu dolor ni por ti pero además, va y te opera.
Te han operado, confiaste en que ese médico te iba a dar calidad de vida y pensabas que te entendía, pero no. Llevas unos meses operada pero no has mejorado, es más, has empeorado. Vuelves a su consulta, pero él insiste en que estás operada y tu problema es psicológico, que eres hipocondríaca, e incluso te dice que tu problema es que como no puedes ser madre te estás obsesionando con el dolor que en realidad no sientes. Y a esas alturas, tú ya no tienes el horno para bollos (y nunca mejor dicho) y piensas “¡Pero que me estás container!! Ahora resultará que ser infértil te vuelve también paranoica”. Entonces coges tus cosas y te vas de su consulta, no sin antes echarle una maldición gitana y jurar la más terrible de las venganzas, en tu cabeza claro. Porque después de un tiempo y de tantas “experiencias” médicas empiezas a pensar que no es psicológico y que el problema lo tienen ellos, pero claro, éste era el médico que te iba a ayudar y ahora resulta que ha salido rana, y te ves como al principio, sin saber a dónde ir.
Y aquí es cuando abres facebook, y pones ENDOMETRIOSIS, y buscas grupos de apoyo, páginas, y descubres que hasta hay asociaciones por todo el mundo. Así que te unes a uno de esos grupos, y es ahí dónde te dan las pistas para poder conseguir visita con mi ser mitológico favorito: “El ginecólogo que sabe/entiende de endometriosis y además siente empatía hacía tu dolor.” Porque los demás médicos, aunque intuyes que saben que existen, no te lo dicen, porque son como la Orden de los Caballeros Templarios y han debido de hacer un juramento que les prohíbe hablar sobre los especialistas en endometriosis.
El “Ser Mitológico”: cuando después de varios años, consigues ir a la consulta de un especialista en endometriosis y además, siente empatía por ti y por tu dolor.
Cuando entras lo haces como si fueras un cervatillo, asustada, con miedo, sin saber lo que te vas a encontrar, porque como el ser mitológico resulte que al final no lo sea, no sabes que vas a hacer con tu vida. Te sientas y le explicas todo tu historial, le enseñas las pruebas, los informes, y esperas. Callada. Valorando su reacción. “- Vamos a hacerte una ecografía” – te dice. Te levantas y notas que las piernas te tiemblan, respiras hondo, y le sigues.
Y en la ecografía resulta que descubre que la operación que te hicieron fue una chapuza, y que te han dejado por dentro hecha un Cristo, pero no cualquier Cristo no, te han dejado como el Ecce Homo de Borja, y te relata una a una todas las cosas que no funcionan bien en tu interior, los endometriomas, las adherencias…y te dice: “-Tienes mucho dolor ¿verdad?”. Y tú lo miras entre maravillada y enamorada, porque seamos sinceras, cuando por fin das con el ser mitológico te medio enamoras, da igual si estás casada o si no, si te dobla la edad, si es mujer o hombre, da igual porque tú te medio enamoras de la sensación de que por fin, alguien, te comprende y te entiende y además ¡sabe de endometriosis!
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